El juez Antonio Abasolo, conocido gourmet del juzgado de instrucción número 11, salió a comer a un restaurante que le habían recomendado para paliar la crisis. Su ex mujer le dejó los niños en el club de tenis y el los pasó a recoger a la una y media, cuando la clase terminaba.
-Papá, papá ¿Porqué mamá dice que eres un cabrón?- Preguntó Pedrito, el más pequeño de los dos cuando se hubieron metido en el coche.
-Porque tu madre os quiere poner de mi contra, niños. - Siguió conduciendo y bajó un poco la música para oír mejor. Pero los dos niños permanecieron callados mirando al paisaje por la ventana.
Llegaron al restaurante y un camarero sonriente y delgado les llevó a su mesa. Antonio Abasolo pidió copiosamente, tanto que el camarero le preguntó si los dos filetes con patatas no serían demasiado. Cuando volvió a servir el vino el juez ya estaba partiendo una nécora mientras los hijos le miraban en silencio con los brazos cruzados.
-Mamá dice que eres un cabrón porque sólo piensas en ti. – Continuó Pedrito mientras el camarero le servía el agua enarcando una ceja.
-Tonterías. – Se defendió Antonio Abasolo.
-¿Y porqué has pedido una nécora, percebes, jamón, habas cocidas y becada en salsa para ti y sólo un filete con patatas y agua sin gas para nosotros? – Le acusó Manolito, el mayor. Al juez Abasolo se le atragantó el changurro y miró al camarero quien, con una sonrisa reprimida a medias, estaba terminándole de servir el agua.
-No hay apelación. – Concluyó el camarero dándoles las espalda y yéndose a la cocina.
lunes, 16 de febrero de 2009
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